domingo, agosto 24, 2014

Recuerdos


Era muy pequeña cuando echaban los Fraggle Rock. Recuerdo que, a una determinada hora de la tarde, mi madre ponía la tele y se quedaba conmigo a verlos. Cantábamos la intro. Me encantaba la intro. Y el perro... me hacía muchísima gracia el perrito.
Recuerdo un episodio en donde atrapaban a uno de ellos. Aunque todo era en clave de humor, lo pasé muy mal imaginando que podrían hacerle daño al muñequito...



De pequeña mi padre me solía llevar muchos sábados a las recreativas de mi barrio. Dum-Dum, se llamaban, y una de las que más me gustaban era la de "la chica gato, la chica vampira y la chica zombie" (Felicia, Morrigan y Hsien-ko). Recuerdo que la máquina estaba justo al entrar a las recreativas, a la izquierda.
No era muy buena jugando (era una patata), pero me encantaba ver  "la chica gato, la chica vampira y la chica zombie" moviéndose por la pantalla.
Cuando me cosplayé de Morrigan, me cosplayé de parte de mi infancia.



Durante mucho tiempo, cuando era peque, veía que echaban esta película por la tele. La vi varias veces, pero nunca llegué a saber el título (El Último Unicornio) ni como encontrarla. No estaba en los videoclubs, y por aquel entonces internet sonaba a nombre de Pokémon. Recuerdo lo mucho que impresionaba la escena de la arpía, o cuando el rey descubría que no se reflejaba en los ojos de la unicornia disfrazada de humana...

Conseguí la película muchos años después, en internet. Pero solo en inglés.

Hace apenas unos meses, la vi en la Fnac, en dvd, al precio de 5€. Ahora está en mi estantería.



Jugué al Monkey Island por primera vez con mis hermanos, en un ordenador de diquettes de 5¼ creo recordar. También era muy pequeña, pero tengo un recuerdo nítido de estar apuntando los insultos de los duelos y lo que nos costó pasarnos esa fase.

Vi el final del juego en casas de mi primos. Allí ellos estaban a punto de pasárselo, pero algo les faltaba para el final. Les ayudé a resolverlo y vimos juntos el final. Recuerdo que flipamos con "esos pedazo de gráficos".



Como se irá viendo en el post, las Tortugas Ninja fueron una parte muy entrañable de mi infancia. Adoraba a las Tortugas.
Esta imagen es de un juego al que jugaba con mis primos en la Super Nintendo. Me gustaba porque fue el primer juego al que jugué en donde se podía jugar a dobles sin tener que pegarse con el compañero, como en el Street Fighter (que también me encantaba).

La frase que les decía a mis primos para jugar era "¿jugamos a ser amigos en las Tortugas?"



De El Cuentacuentos tengo muy pocos recuerdos referentes a lo que son las historias, porque era muy, muy pequeña cuando lo echaban por la tele. De nuevo, eran mis padres los que me ponían la serie, sobre todo mi madre. Recuerdo que me encantaba el perro, y que me quedaba embobada viendo los cuentos.

También recuerdo aquella parodia que hicieron Martes y Trece de la serie, contando Blancanieves. Creo que fue de las veces que más me reí de pequeña viéndolos.



Pese a que veía la serie, el recuerdo que conservo con más cariño de los Power Rangers fue esta colección de juguetes. Eran unos juguetes que tenían un resorte en la espalda que permitía tener el muñeco en modo Power Ranger con el casco, o la cara de la persona.

Valían 1000 pesetas cada uno, que era mi paga. Cada vez que recibía mi paga, mi padre me llevaba a la juguetería para comprarme mi Power Ranger de ese mes.

El primero que compré fue el amarillo, luego el rojo, y luego el verde.



Durante mucho tiempo tuve un pequeño trauma con el episodio en donde Son Gohan se transforma en Super Saiyan ("Super Guerrer" en la catalana) de segundo nivel, en la batalla contra Célula: y es que nunca conseguía verlo. Ya sea porque llegaba tarde a casa, se acababa la cinta en la que programaba el vídeo o bien se rompía.

Cuando por fin pude verlo casi ni me lo creía.



Yo veía la serie de Spiderman por Black Cat. Adoraba a Black Cat. Cada vez que aparecía en la serie la disfrutaba el doble o el triple. Era una superheroína fuerte, lista y guapa. Era perfecta.

Cuando me hice el cosplay de ella, también me disfracé un trocito de mi infancia.



Batman fue durante mucho tiempo mi serie favorita. La música, los personajes, los diseños... todo. Era un gigantesco TODO, y a día de hoy aun sigo creyendo que es una serie perfecta.
Me gustaba mucho Poison Ivy, que es otro de mis iconos de la infancia de la que acabé por hacerme cosplay hace poco.

Además, la música de entrada, sacada de las películas de Tim Burton, me tenía enamorada.



Cuando iba al colegio mi hermana y yo tomamos la costumbre de jugar a anventuras gráficas juntas. Así nos pasamos los Monkey Island 1,2 y 3, el Día del Tentáculo e intentamos pasarnos el Simón 1 y 2 (sin mucho éxito en este caso).

El Día del Tentáculo lo recuerdo con especial cariño. Concretamente recuerdo la escena en donde dejabas vino en una de las cabinas, para que el personaje que viajaba al futuro lo recogiera en forma de vinagre.



Crónicas de la Dragonlance fue la primera saga de libros de fantasía que me leí. Tenía unos 12 años, y fue un vicie total y absoluto. Devoré las Crónicas, y luego me pasé al Ciclo de la Puerta de la Muerte, donde devoré los siete libros ininterrumpidamente.

Margaret Weiss y Tracy Hickman fueron mis novelistas predilectos durante una etapa muy extensa de mi vida.



Poco puedo decir de Dragones y Mazmorras. Marcó las infancias de muchos de los que la vivimos en los 80-90.
Solo puedo añadir que el unicornio no me gustaba nada, porque muchas de las veces que encontraban el camino de vuelta a su casa, les tocaba quedarse porque el bicho se ponía a berrear.

Que mal caía, dioss....



Mi padre me grabó en un VHS la película de El Vuelo de los Dragones y El Viento de los Sauces (pero no la versión de Disney), ambas de un estilo muy similar. Las dos me gustaban mucho, pero El Vuelo de los Dragones tenía DRAGONES. Fue mi película favorita durante muchísimo tiempo. De hecho, recuerdo preguntar a mis padres si el juego de mesa que salía en la peli existía y si me lo podía pedir para Navidad.

Por supuesto, cuando era pequeña no podía pillar todos los detalles que contenía esta película, como el uso de la razón y la ciencia para vencer al mal y a la superstición. Es una película que ha envejecido muy bien, y la cual recomiendo muchísimo.

Ahora, cuando veo Como Entrenar a tu Dragón, pienso que por fin han sacado un Vuelo de los Dragones para las nuevas generaciones.



Los Guardianes de la Galaxia era una serie que me pilló muy pequeña pero de la que tengo recuerdos muy nítidos de cuando jugaba con mis primos.
Yo quería hacer de Shane Gooseman (que yo llamaba "el de las pistolas"), pero no me dejaban porque yo era una chica y tenía que hacer la chica (Nico). Por eso le acabé por pillar asco a Nico. Porque no podría ser "el de las pistolas" por su culpa.

Hace unos años conseguí la serie entera en dvd, y lo cierto es que el personaje de Nico mola mucho...

....

...............pero yo quería al de las pistolas.



La primera vez que vi algo de Gargoyles fue en el videoclub de mi barrio. Solía visitar mucho ese videoclub, y esa semana pusieron en novedades la película de Gargoyles. Me llamó la atención, y la alquilé.

El amor surgió enseguida... sobre todo por Demona. Que sí, que era la mala... pero madre mia, como molaba.



Desde ya muy pequeña me han gustado las películas con un toque "creepy". Sabía que me debían da miedo en varias escenas, y me lo daban, pero me quedaba absorta viéndolas. Era como si la película quisiera contar una historia para todos los públicos... pero sin pasarse. No había tantos límites a la hora de quitar escenas "no aptas", al menos es como yo lo veo, porque desde muy niña que soy fan de Los Gremlins y hoy en día aun no me atrevo a ponérsela a mis sobrinos. Sobre todo la primera, la segunda ya sí que se cortaron más a la hora de poner muertes...

El caso es que estas películas las veía con mis padres. Se centraban más en enseñarme a Guizmo que al señor al que se le comían el brazo al pasarlo debajo del mueble (y aun así, tuve miedo de coger cosas que se me cayeran bajo los muebles durante un tiempo). De todas formas, no sentía miedo de "uy, me van a comer", si no miedo de "uala...... menos mal que eso no pasa". Se me enseñó a diferenciar realidad de ficción, y por eso pude disfrutar tanto de estas películas.

Además, en la segunda, el gremlin con la voz de Constantino Romero me hacía mucha gracia.



Todo lo que pueda decir respecto a Los Teleñecos (Muppets) y su creador, Jim Henson, se quedará muy corto. No tengo suficientes palabras para expresar lo que estos muñecos y este hombre significaron, y significan, para mi.

Solo me queda dar gracias al ver que los sucesores de la compañía del señor Henson (sus hijos) han sabido mantener el espíritu que instauró su padre: humor blanco, atemporal, inocente a la par que inteligente, que procura alimentar la imaginación y hacer que la gente, sea de la edad que sea, disfrute pensando y creando.



Como ya digo, el señor Henson me acompañó en mi infancia en muchos sentidos y de muchas formas (Los Teleñecos, Fraggel Rock, El Cuentacuentos....) y por supuesto Dentro del Laberinto no se queda fuera.

Esta película me la descubrió mi hermana, hace muchos, muchos años. La traía a casa del videoclub casi todos los días, y todos los día la veía. Como ya comentaba, me fascinaban esas escenas con su "punto creepy", y las creaciones de Jim Henson siempre lo tenían. Creaba criaturas con aspectos grotescos, para que si te caían bien, fuera porque te has tomado la molestia de conocerlos, y no solo por su cara afable y graciosa.

Ludo, el Sir Didymus, Ambrosius.... es imposible el que no vuelva a ver esta película sin que me salten las lágrimas. En parte por la nostalgia, en parte porque sigue siendo tan maravillosa como la recordaba.

Labyrinth es tan importante para mi que hace tiempo le dediqué un post entero, aquí.


Como ya comentaba, tanto las Tortugas Ninja como Jim Henson fueron una parte esencial en mi infancia.
No es de extrañar que las películas de las Tortugas de los 90, en donde los disfraces fueron obra de Henson, fueran mi obsesión durante mucho tiempo.
Las podía estar viendo toooodo el día. Recuerdo una vez que tuve que dejar de verlas porque me dolía la cabeza de estar tanto tiempo plantada frente a la tele viendo las Tortugas Ninja.

Mi preferida era la segunda película. Era joven, ingenua... y que leches, aun me sigue gustando, pese a Vanilla Ice xD



El teniente Carey Mahoney fue mi primer amor platónico.
Tenía cinco años, y cada vez que quería ver Loca Academia de Policia le pedía a mi madre que me pusiera a "Mahoney" (o "Majoni" como lo llamaba yo xD)



Sería un insulto a mi infancia no poner el último apartado de las Tortugas: la serie de animación de los 90.
Mis primos tenían el globo aerostático de juguete. Se lo trajeron unas Navidades y yo estaba plantada en su casa cada día para jugar con él.



Super Street Fighter II puede considerarse mi primer gran vicie a un videojuego. Era el primer juego con el me pasaba hasta seis o siete horas jugando, sin cansarme.
Mi preferida siempre fue Cammy, y recuerdo que por aquella época, de tanto jugar, me hice bastante buena en su manejo.

Esta imagen es del final oculto de Cammy. Me salió una vez, jugando con mis primos en mi casa.

Una nota curiosa es que nunca llegué a tener el juego, me lo dejaba siempre una amiga.



Por último, la película a la que debo mi total introducción al mundo del anime y me consolidación como fan de la subcultura japonesa (una cosa llevó a la otra...)
Super Street Fighter II The Animation tiene bastantes fallos a nivel de diseños y puede ser la historia más tópica del mundo... pero para mi ERA PERFECTA. Me enamoré perdidamente de Ryu (¡mi primera obsesión de personaje!), me apunté a Tae-Kwondo por culpa de ella y llegué a comprarme una cinta roja que llevaba en la frente toooodo el santo día por casa.

Como solía pasarme por aquel entonces, nunca llegué a tener la película original. Mis primos (sí, pasaba mucho tiempo con ellos) la consiguieron alquilar en un videoclub que luego la retiró. Mi padre consiguió grabarla en un VHS, pero se veía fatal y fallaba el volumen. Aun así, me conformaba con eso.

Recuerdo la vez de que alguien me avisó (creo que fue uno de mis hermanos) de que la había traído al videoclub de mi barrio otra vez, así que fui rauda a ver si la podía conseguir... pero no la alquilaban. Solo la vendían. Y con mi humilde sueldo de 1000 pesetas al mes, un VHS de 2000 ptas era un sueño inalcanzable. Recuerdo que la vitrina donde la exponían era una estantería alargada de cristal. Estaba en la leja de en medio. Me quedé mirándola un rato antes de irme derrotada a mi casa.

Con el paso del tiempo, fui dejando atrás esta película en pos de otras producciones que me gustaron. No la tuve en mis manos hasta que empecé con mi novio, que me la regaló en dvd al enterarse de lo que significó para mi.




Y seguro que me dejo muchos recuerdos en el tintero....

Tengo la inmensa suerte de tener unos recuerdos de mi infancia tan geniales... y que, aun siendo adulta, aun me sigan emocionando como el primer día.