viernes, mayo 13, 2005

Tras el chasquido del interruptor...



Un ligero estremecimiento le recorrió la espina dorsal cuando escuchó el inconfundible chasquido del interruptor. Lo conocía muy bien, sabía perfectamente a que hora sonaba, tras aquellas cándidas palabras de su madre deseándole buenas noches, y lo esperaba casi con impaciencia.
Las luces desaparecieron del cuarto, dejando tras ellas una profunda oscuridad en la que sus ojos se perdían, sin encontrar nada en donde asirse ni ningún resquicio o amago de luz en donde poder refugiarse.

Agarrando con fuerza las sábanas, aguantó unos minutos mirando aquella oscuridad espesa y sofocante, lo suficiente como para obligar a sus pupilas a adquirir el tamaño necesario para poder ver en la negrura. Las formas fueron marcándose poco a poco en el negro espesor, formando siluetas macabras de lo que en día fueron su escritorio, su armario, sus estanterías, sus muñecos… Pero que ahora ya no lo eran. Ahora eran trampas. Todo era una trampa.

Cuando por fin consideró que veía lo suficiente, comenzó a examinar inquieta la habitación, “la cueva”, como la solía llamar por las noches, buscando nerviosa lo que inevitablemente tenía que venir. Lo que llegaba todas las noches. Lo que siempre la acosaba en la negrura.
Pasaron varios minutos. Sus pupilas dilatadas registraban nerviosas cada palmo de la cueva, deseando que apareciera ya, que se diera el ansiado pistoletazo de salida. Pasaron varios minutos sin que las sombras se movieran, y a cada segundo que pasaba, ella apretaba con más fuerza las mantas, hundiendo su cabeza en la almohada, impaciente.

Y entonces, apareció.

Fue muy leve, casi imperceptible, pero ella ya estaba lo suficientemente entrenada y sus pupilas perfectamente adaptadas como para detectarlo. No la volverían a engañar. No la pillarían por sorpresa nunca más.
Rápidamente, tiró con fuerza de las sábanas y se deslizó bajo ellas, cerrando con las manos el hueco que pudiesen dejar las mantas en la cabecera de la cama, formando así su refugio, el refugio que cada noche la ocultaba de ellos. De las trampas. De todos.
Ya había comenzado. Ahora solo le quedaba esperar.

Las figuras y sombras que cada noche aparecían fue algo que la sorprendió hacía algún tiempo, cuando no esperaba ver que aquello que conocía se volviese en su contra. No sabía por qué la odiaban, por qué disfrutaban con su sufrimiento, pero los hechos demostraban que siempre que ellos la descubrían, la torturaban sin ningún tipo de miramientos. Se ocultaban bajo las mesas, en el armario, tras la puerta, en las estanterías… y todas las noches vagaban por su cuarto, por la Cueva.

Al principio ella pensó que la buscaban para saciar su sed de tortura, pero pronto descubrió que no exactamente así: a ellos simplemente no les gustaba que ella se metiese en sus asuntos. No les gustaba que los mirase.
Ella era una intrusa en la Cueva. Y a los intrusos, se los eliminaba. O mejor, se les hacía sufrir.
Pero, en el fondo, ella sabía que tan solo se cebaban con una persona, ya que mil veces entró su madre o su hermana en la Cueva, y no les hicieron nada.
Era solo a ella.
La odiaban.

Escondida bajo las sábanas, procuró adoptar una postura fetal, que formase un bulto en las mantas poco pronunciado. Comenzó a respirar pausadamente, muy despacio. El más mínimo movimiento haría que ellos la viesen, y si eso ocurría ni la amplia capa de sábanas la salvarían de su ensañamiento.
Notó como comenzaban a invadir su cuarto, como ocupaban la Cueva, como algunos se ocultaban en las trampas, acechándola, incluso llamándola con palabras amables para que saliese a la luz.
Trampas.
Todo eran trampas.
Pero ella había aprendido a ignorarlas, a quedarse quieta en el refugio, a respirar sin emitir el más leve sonido. Había aprendido a ignorar.

Oculta entre las sábanas, con los músculos agarrotados y empapada de sudor pese a que estaba en pleno noviembre, recordó con una oleada de miedo cuando consiguieron engañarla.
Fue en primavera. Su madre le había quitado casi todas las mantas, con lo cual había destruido inconscientemente su refugio, dejando tan solo una fina manta en la que era imposible ocultarse.
En épocas o estaciones de calor era mucho más complicado ocultarse, mas ella había comprobado que, mientras no se moviera, no la verían. Pero cuando no puedes ocultar tus ojos bajo las mantas, es realmente difícil mantener la frialdad y no sucumbir al miedo.
Así pues, lo que solía hacer cuando faltaban las mantas era disponer el almohadón de costado y ocultarse tras él, formando una pequeña barrera entre la Cueva y ella. Generalmente, se acurrucaba de tal forma que su cuerpo quedaba totalmente oculto tras la almohada. Pero aquello dejó de ser funcional cuando empezó a crecer.
Siempre la veían.

Pero aquella noche de primavera, al menos, contaba con la fina sábana, así que se arropó bien y se giró de tal forma que quedase mirando a la pared con la que se juntaba su cama, dándoles la espalda, intentando no verlos.
Los engaños comenzaron a sucederse entonces a lo largo de toda la noche.
Trataban de convencerla para que ella se girase, que se moviera, que los viera. Trataban de acceder a ella. Necesitaban divertirse. Necesitaban burlarse. Necesitaban torturarla una vez más.
Pronto comenzó a notar como la tocaban, como la instaban a mirar. Las manos recorrieron su espalda, dándole un macabro masaje, como si quisieran desgarrar su piel sin poder alcanzarla. No podrían hacerle daño. No si ella no se giraba.

Pero cuando escuchó las voces, su desesperación comenzó a instarle a mirar. Las manos decidieron retirarse entonces, dando paso a la trampa que la haría caer. Ellos lo sabían. Sabían desquiciarla lo suficiente como para romper todas sus defensas y hacerla caer entre sus cuchillos.
Aquellas voces la instaban a confiar, a unirse a ellos, a ser una más. La acogían, le aseguraban que podía mirar, le aseguraban que podía integrarse en su comunidad. Le daba la bienvenida.
Ella comenzó entonces a estremecerse. Deseaba fervientemente poder mirar, poder confiar, poder dejar el terror de lado, aunque solo fuera por una noche.
Las voces sonaban felices, cantando canciones infantiles, riendo.
Ella giró un poco su cuerpo, y miró por el rabillo del ojo. Los ubicó enseguida. Estaban todos bajo la mesa, reunidos, sonriendo y cantando canciones que ella conocía, invitándola a unirse. Ella susurró con voz entrecortada aquellas canciones, insegura, uniéndose, aun dudosa, al compás que ellos le marcaban. Uniéndose a la trampa.
La canción acabó.
Pero ellos entonaron otra.
Esta vez, ella no se la sabía.
Las voces comenzaron a entonar cada vez más deprisa, hasta llegar a una frase que comenzaron a repetir insistentemente, aumentando cada vez la velocidad del cántico.

“Ya está aquí”, “ya está aquí”, “ya está aquí”

Ella no entendía aquello. No podía seguirlos.
La señal de alarma se activó de pronto en su interior.
“¡no mires!”
La canción había perdido ya toda melodía. Tan solo aquella frase retumbaba ahora bajo la mesa.

“Ya está aquí”, “ya está aquí”, “ya está aquí”

Y ella se giró.
Y la trampa culminó.
Petrificada por el terror, observó la figura que la aguardaba a su espalda, esperando su mirada. La esperaba con aquella sonrisa terrible y esos ojos burlones y sedientos, con el brazo bien alzado sobre ella, sujetando el cuchillo que pronto comenzó a bajar rápidamente.
Aterrorizada, ella se giró con rapidez de nuevo hacia la pared, pero ya era tarde.
Aquella noche, la habían descubierto.

...
...

Inicio alternativo para "Molly y la Espiral de los Sueños". Me pareció un poco fuera de tono, así que decidí eliminarla de la historia.
Por cierto, he adelantado un poco, pero el nuevo capítulo aun no es lo suficientemente largo, así que... ^^U

13 comentarios:

Chuck Draug dijo...

La verdad es que sí, está mejor lo que decidiste poner al final como definitivo. Pero esto no quita que esto que has puesto ahora sea malo, todo lo contrario. Me ha gustado mucho cómo te ha quedado, dando la sensación de que hay realmente "algo" entre las sombras cuando se apagan las luces.

Yo que tú no descartaría hacer que esto apareciera en alguna parte del relato, aunque convenientemente modificado. Le incluiría un tono oscuro a la historia, aunque no sé si eso es lo que quieres poner...

Guges dijo...

!!!!¿¿¿Donde estan los bichos malo9s que quieren hacerle daño a la elfita???!!!!! ¬¬UU
/me coge la Mamonslayer® y se pone a hacer guardia en la habitacion de Mirian, mientras que le ordena al peluche y al cojin de kakashi que no se separen de ella

esos terrores nocturno son algo comunes en los niños, de ahi que muchos duerman con la puerta abierta y que los que fabrican lamparitas de noche se esrten haciendo de oro, yo por mi parte nunca he tenido de eso, de peque dormia con la puerta cerrada y las persianas bajadas del todo, con lo cual en la habitacion solo habia oscuridad

si esto va a ir a tu relato de Molly lo podrias poner algo mas adelante como flashback y solo tendrias que finalizarcon como que el jefe de los bichos esos un dia la condena a los sueños en cadena esos o algo asi

Noe_Izumi dijo...

O____O diosssssssssssssssss

Anónimo dijo...

Wo, Mirian...que manera de describir más realista tienes...Ya fue malo cuando lo contaste y esto ya...se sale.

Pero, sí, creo q el otro principio es mejor, engancha mucho, pero esta parte no deberías rechazarla.

Nixarim dijo...

Draug: No se si incluirla, la verdad... es que está muy fuera de tono ^^U
yo creo que al final se va a quedar como mini-relato :3
me alegro de que te guste!

Guges: "ordena al peluche y al cojin de kakashi que no se separen de ella"
yum... eso me gusta XDDD

"solo tendrias que finalizarcon como que el jefe de los bichos esos un dia la condena a los sueños en cadena esos o algo asi"
umm... es una buena altermativa, pero la historia de Molly ya está pensada y no puedo introducir más cosas. De todas formas, gracias por la sujerencia ^^

Darja: ^_______^ gracias!
pero creo que al final se queda fuera de historia. Lo culego aquí porque me esforcé bastante en escribirlo y me daba pena que la gente no lo leyera...

Koopa dijo...

Realmente impresionante =) Aunque me uno a los comentarios sobre el otro inicio (Este es un poco más "oscuro", tal vez entremedio o eso).

Guges said: /me coge la Mamonslayer® y se pone a hacer guardia en la habitacion de Mirian, mientras que le ordena al peluche y al cojin de kakashi que no se separen de ella
Y digo yo, ¿no es más facil iniciar una ofensiva? "Si ese bicho sangra, podemos matarlo"... =P

Guges dijo...

Deed: "yum... eso me gusta XDDD" y la parte de mi haciendo guardia en tu habitacion no? jo, vencido por 2 kilos de felpa, snif

Koopa: creme, si pillo a un bicho de esos intentando hacer daño a la elfita va a sangrar
y la vigilancia es porque solo salen cuando duerme (ademas, tengo curiosidad por saber si ronca)

Nixarim dijo...

Guges... ¡YO NO RONCO! >_<

Azar: gracias! sí, estudio aquí biología, en ciencias :3

Nixarim dijo...

ya, lo supuse por la mención a las fiestas de Elda en tu blog XD
soy de segundo :)

Sans dijo...

...

JO-DER.

Me ha dado un mal rollo del copón xDDD
Está muy bien escrito, niña y además consigue acojonar que, supongo, es la idea.

De pequeña yo me tapaba la cabeza y todo el cuerpo con la manta y me encogía mucho para que no pasase nada malo. No tenía muy claro qué podía haber por ahí, pero me daba un miedo de la leche xDD

Aún ahora me cuesta dormir sin taparme la cabeza ^^UUUUU
(Aunque creo que ahora es por costumbre xD).

Pues eso, que mola mucho ^^

Nixarim dijo...

eyy, gracias! me alegro de que te gustara.
Sunpongo que todos hemos tenido este tipo de miedos... en la oscuridad no podemos controlar las cosas, porque no las vemos ^^

lo malo de esto es que es un poco animal para incluirlo en Molly, así que lo dejo como redacción aparte :)

Chuck Draug dijo...

Pues sigo pensando que podrías modificarlo para que estuviese incluido... pero ya has hecho tu decisión y no te voy a decir que la cambies. :)

Y no sé por qué... pero yo, más que monstruos, lo que he temido han sido... ejem... fantasmas. Cosas que me pasaron de pequeño y hace cosa de un mes...

Unknown dijo...

Excelente blog, saludos a su creadora.
www.contubernium.blogspot.com