lunes, abril 18, 2011

De colores.



Últimamente me da mucho miedo el levantarme una buena mañana, mirarme en el espejo, y verme mayor.

No mayor por cumplir años. Una persona puede cumplir todos los años que quiera, y no hacerse mayor nunca.

Hacerse mayor no es cumplir más años, ni que te salgan arrugas. Eso es crecer.

Para mi, hacerse mayor es levarse un día y descubrir que ya no te importa el no tener tiempo para dibujar. Ya no lo ves divertido, ni estimulante. Solo es una pérdida de tiempo.

Hacerse mayor es ver tu consola como una máquina que ya no usas por puro hastío. Que solo acumula polvo en un rincón, en la cajonera de la tele.

Hacerse mayor es ver una figura de un personaje que te gusta mucho... y descubrir que te da igual. Ni es chula. Ni te gustaría tenerla. Ni te la imaginas puesta en tu estantería. No es nada. Es solo una cosa.

Hacerse mayor es ver un cómic como algo bonito, pero no interesante. Es verlo como una afición de "cuando eras pequeño". Es verlo como mucho papel junto.

Hacerse mayor es tener un blog en internet, y no recordar el motivo de por qué lo sigues teniendo. No encontrar cosas que contar. O pensar que las cosas que cuentas no interesan a nadie.

Y hacerse mayor, sobre todo, es levantarse con la misma cara cada mañana. Coger el coche. Ir a trabajar. Sobrevivir como se pueda al trabajo. Llegar luego a casa. Cenar. Ver la tele. Dormir. Y vuelta a empezar.

Para mi eso es realmente hacerse mayor. Es hacerse gris. Y para hacerse gris da igual la edad. Puedes tener 50, 30 o 20 años recién cumplidos. Cada uno se hace mayor cuando piensa que debe hacerlo.

Yo pienso que no quiero hacerme mayor nunca.

Porque me me gusta sentir ese sentimiento agridulce de cuando ves que termina el día y no has podido dibujar... a veces es angustioso, pero que esté ahí significa que no he olvidado mi pasión por el dibujo. Y gracias a ello, pese a que el tiempo escasee, sigo pensando en miles de historias y cientos de formas de continuar mis proyectos.

Porque cada vez que vuelvo del trabajo, siempre que tenga algún resquicio de aliento tras un duro día, agarro mi mando y echo una partida. Para desahogarme. Para divertirme.

Porque cada vez que veo alguna figura nueva, o alguna tontería de coleccionista, sigo pataleando porque es demasiado cara, como una chiquilla que no le dan su golosina, o bien salto de alegría, porque puedo ponerla en mi cuarto, junto a las otras.

Porque cada vez disfruto más descubriendo nuevos estilos de cómic, leyendo historias nuevas, maravillándome con los diferentes estilos de dibujo y con la gran variedad mundo diferentes que me siguen ofreciendo las novelas gráficas.

Porque tras cada duro día que termina, tengo a alguien que me recuerda que hay razones para luchar y seguir afrontando, y superando, todos los retos que se me pongan por delante.

Y porque aun siento que, aunque no tenga tiempo para dedicarle tanto como quisiera, aun puedo aportar alguna que otra cosilla a mi rinconcito de internet. Alguna que otra cosa que espero que salven a alguien de hacer mayor.


Porque hacerse mayor no es cumplir años.


Es volverse gris.


Y yo quiero ser de colores.