jueves, enero 05, 2006

El Camino



Para cuando quiso darse cuenta, ya llevaba mucho tiempo perdida.
Sin percatarse de su imprudencia, desvió durante demasiado rato la mirada del camino, absorta en la belleza de los alrededores. En el cielo. En los árboles. En los pájaros… Iba tan fascinada de las maravillas que la envolvían, soñando con alcanzar las estrellas, en seguir el vuelo de los cuervos, en reflejarse en la luna… Caminaba tan absorta en sus pensamientos, que no se dio cuenta de cuando se salió del camino, de ese largo Camino pedregoso y de tierra amarilla que durante tanto tiempo había recorrido junto a los otros.
Los otros… ellos también miraban la hermosura que acompañaba al camino alrededor. También la contemplaban a menudo, lo sabía, los había visto.
Pero nunca apartaban tanto tiempo la mirada del camino. No tanto como ella. Nunca.

Ahora, por más que quisiera, no podía volver la mirada a la tierra para vigilar bien sus pasos sobre el árido terreno. Ya era tarde. Entre otras cosas, porque hacía ya tiempo que bajo sus botas había desaparecido aquella cálida arena, siendo sustituida por un barro pegajoso que se negaba a dejarla andar sin oponer resistencia a cada paso, y que a cada instante la retaba poniendo al descubierto una enorme raíz nudosa que se retorcía en una eterna agonía junto a sus compañeras. El cielo que antes le gustaba tanto mirar tampoco podía alcanzarlo ahora con la vista, ya que sobre su cabeza se alzaban las copas de los enormes árboles de hojas grises y gruesas ramas, que impedían entrar a la luz, prohibiendo también el paso a las estrellas, sumiendo el terreno en una oscuridad fría y sofocante. Y, por descontado, en aquel lugar no había ningún pajarillo al que admirar o al que poder escuchar.
De hecho, comenzó a dudar de que hubiese algún ser vivo más con ella en aquel horrible lugar.
Aquel horrible lugar tan alejado del Camino…

Continuó caminando sin rumbo durante horas que parecían días, buscando algún signo de vida en aquella inmensa podredumbre, entre los fangos que inundaban las hierbas grises y punzantes y entre aquellos malditos árboles de raíces traicioneras y gruesos troncos torcidos. Pero no había nadie. Nadie ni nada que le pudiese indicar una forma de regresar al camino.

Al pasar el tiempo, comenzó a desesperarse. Su respiración empezó a acelerarse y apretó los dientes con frustración. Agarró las ramas que se interponían en su descarriado camino y las apartó con violencia. Aligeró el paso, pateando cualquier obstáculo que le impidiese continuar.
Iba a volver. Volvería de nuevo. Encontraría el Camino y nada la iba a detener.

Con la mirada alzada, determinante, con el ceño fruncido y los músculos tensados por la creciente rabia, aceleró cada vez más el ritmo de sus pasos hasta enfrascarse en una pequeña carrera hacia delante. Muchas de las ramas y hojas que no conseguía apartar a tiempo le golpearon la cara y abrieron ardientes heridas en sus antes tersas mejillas. Los arbustos espinosos se enredaron en sus piernas y le arrancaron trozos de ropa y piel, y en más de una ocasión llegó a golpearse contra una roca oculta entre la oscura maleza, produciéndole un agudo dolor que le recorrió todo el cuerpo en forma de insoportables pinchazos.
Pero nada de esto detuvo su paso.
Ningún golpe o herida la hizo disminuir su carrera. Por el contrario, a cada nueva oleada de dolor, se reafirmaba en su decisión de volver a aquel camino de piedras y se aferraba con obstinación a su creciente cólera por aquel espantoso lugar que la había envuelto sin previo aviso.

Y corrió.
Y corrió por aquel angosto lugar. Corrió en la oscuridad.
Ya no se esforzaba en apartar las ramas que amenazaban con golpearla, o en esquivar los charcos de lodo, o en desenredar su pelo en el follaje.
La ira había cegado todos sus sentidos, y ya no sentía dolor, tan solo esa burbujeante desesperación irracional y colérica que la empujaba a desafiar a aquel paraje odioso que la impedía volver al Camino.

A su camino…

Mas la obstinación pronto desapareció como un relámpago, ya que en su carrera tropezó con una dura y retorcida raíz, que como un cruel adolescente con ganas de reírse de su compañera hizo la zancadilla y la arrojó al húmedo suelo, aterrizando con un chapoteo sobre el fango negro, plagado de pequeñas piedras que le aguijonearon la cara en un torrente de dolor.

Y de allí no se movió.
Su ira. Su cólera. Su rabia. Su determinación obstinada… todo se fue disolviendo en aquellas aguas pantanosas. Poco a poco, sus músculos se destensaron al escuchar el silbido de las ramas en forma de risa burlona, dejó su cuerpo yacer flácido sobre el lodo pegajoso y ocultó el rostro bajo la espesa mata de pelo negro, plagada de hojas y astillas que habían sido arrancadas de las ramas en su inconsciente carrera.

Y entonces, tumbada boca abajo, con su rabia arrebata y cubierta de fango, empezó llorar.

Lloró por su estupidez. Lloró por su ineptitud, por su irresponsabilidad y por su ridícula inocencia. Lloró por aquellos compañeros a los que no volvería a ver, por ese vuelo de los cuervos que tanto le había gustado admirar, y por esas estrellas ocultas para siempre.
Lloró al recordar cada paso que dio en aquel camino. Cada minuto antes tan poco valorado en aquel lejano recorrido se convirtió en un pequeño tesoro perdido, en instantes de alegría sepultada bajo toneladas de barro y lodo.

Despacio, muy despacio, y aun entre sollozos, sus brazos empezaron a moverse. Apoyó las manos sobre el fango y se incorporó hasta quedar de rodillas, con el cabello sucio y enmarañado deslizándose sobre un rostro apagado y sin luz, bañado por unas lágrimas ocultas por la suciedad y el barro.

Quedó quieta durante unos instantes, mirando el horizontes entre la turbia cascada de cabello negro, con la mirada borrosa y sin esperar ver absolutamente nada tras sus lágrimas. Y se quedó mirando a lo lejos… deseando tal vez atisbar aquel largo camino extraviado. Deseando atisbar aquellos tesoros perdidos.

Y entonces, lo vio.
Un espejismo. Una silueta. Un moviento.
Sus ojos se abrieron de par en par, de golpe. Sus latidos empezaron a aumentar el ritmo y de sus resecos labios se escapó un gemido ahogado.
Lo había visto.
Un espejismo. Una silueta. Un movimiento.


¿Acaso importaba?


De un repentino salto, se incorporó y comenzó a caminar a paso acelerado, pero sin correr, asegurándose bien de ir apartando ramas y arbustos, de esquivar todos los charcos y de sortear toda piedra y raíz.

Y la forma se hacía cada vez más nítida. A lo lejos. Entre dos ramas. O entre dos árboles enteros, quizá.

Comenzó a jadear, impaciente. Aumentó el ritmo de sus pasos. Su corazón latía frenéticamente y el pulso le temblada cada vez que apartaba de su camino algún obstáculo.
A cada paso se veía más nítida aquella silueta… aquel espejismo.

Un espejismo…

Un compañero…

Un cuervo…


El Camino.


Se detuvo en seco cuando, al sortear una enorme roca, divisó el claro a lo lejos.
El bosque de fango acababa de forma abrupta en aquel lugar, dando paso a aquella tierra amarillenta y pedregosa que le era tan familiar.
Y allí, en mitad de su tan amado Camino, junto a un árbol verde y fresco, plagado de pajarillos, se encontraba una persona. Una persona mirando hacia ella.

Esperando.

Con una exclamación de pura alegría, sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas, esta vez de genuina y auténtica felicidad. Dejó que ellas limpiaran su rostro de barro, mostrando una luz y una energía renovadas, y sin pensarlo dos veces echó a correr.

Corrió y corrió, pero esta vez no la acompañaba la ira o la rabia, sino la esperanza y el alivio, la alegría y el ansia de regreso a su querido Camino.
Pronto los arbustos fueron más bajos, el barro dio paso a la tierra firme y los árboles desaparecieron.
Por fin estaba en aquel claro. Tan cerca del Camino. Tan cerca de aquella persona. Tan cerca de su regreso…

Y entonces, chocó.

Un fuerte golpe la lanzó hacia atrás, obligándola a aterrizar de espaldas sobre el frío suelo y produciéndole un dolor agudo en la frente.
Quedó tumbada boca arriba, a escasos metros de la entrada del Camino, con los ojos muy abiertos y sin comprender que había ocurrido.

Poco a poco, dirigió la mano hacia su frente.
Estaba sangrando.

Se incorporó hasta quedar sentada. El Camino seguía allí, frente a ella. La misma persona la observaba al lado del verde árbol, esta vez con una extraña expresión de pena y compasión.

Ella no lo entendía. No había obstáculos delante. No había nada que la pudiera hacer chocar…

Gateando, se acercó a la zona en donde la tierra gris se volvía polvorienta y amarilla, y levantó con cautela el brazo.

Y lo tocó. Tocó… algo.
Un cristal. Una pared transparente… no lo sabía. Pero allí había algo que le impedía avanzar.
Una barrera. Una pared.
Acercó la otra mano y, mientras se incorporaba, fue tanteando con golpecitos la superficie de aquella especie de cristal, buscando algún hueco, alguna abertura.

No había nada.
Ni ventanas.
Ni puertas.
Ni rendijas.
Nada.

No podía pasar.

A medida que esta idea se iba asentando en su mente en forma de cruel realidad, fue aumentando la intensidad de los golpes que iba dando en aquella pared, hasta que al final, con un grito de rabia, aporreó colérica aquel maldito cristal infernal.
Con los ojos a punto de salírsele de las órbitas, levantó la mirada y observó con una desesperación que rozaba la locura a aquella persona que aguardaba junto al verde árbol, a salvo en el Camino.

Intercambiaron sus miradas unos angustiosos segundos, en donde ella le pedía a gritos que hiciese algo, que abriese una brecha en la pared, que le indicara una entrada.
Pero aquella persona no hizo nada, nada por ayudarla, y tras una triste negación con la cabeza, dio media vuelta y empezó a alejarse.

Boquiabierta y tremendamente asustada, ella volvió a aporrear, esta vez con más fuerza, el cristal, gritando y sollozando, pidiendo desesperadamente ayuda. Golpeó una y otra vez la firme barrera, y cada golpe fue una descarga de rabia, enfado, tristeza, obstinación… intentos repetidos e inútiles de negar tan injusta y cruel realidad, y pronto se abrieron profundas heridas en sus dedos y nudillos, tiñendo el antes inmaculado cristal con el rojo encendido de su propia sangre.
Entonces se separó bruscamente del cristal, y tras alejarse unos pocos pasos corrió de nuevo hacia él de costado, descargando todo el peso de su cuerpo, chocando violentamente contra aquella pared y emborronando las marcas de sangre de sus propias manos.
Cargó una y otra vez, golpeando la pared con el hombro hasta dislocárselo, con los brazos hasta partírselos y con la cabeza hasta que de un tremendo golpe se abrió una profunda brecha en la sien y el dolor le arrebató el sentido, cayendo sobre el cristal y deslizándose sobre éste hasta alcanzar el suelo, quedándose al final con la sangrante cabeza apoyada sobre la irrompible pared, como si de un pelele maltrecho se tratara.

Y pasaron horas.
Y días.
Y ella quedó allí postrada aun mucho después de recobrar el sentido, mirando a través de sus ojos hinchados aquel cristal cubierto de sangre, difuminada a brochados a consecuencia de los reiterados golpes. Observando aquel camino perdido… aquel camino teñido de rojo.

Finalmente, se separó del cristal.
Con la cabeza baja, le dio la espalda a aquella pared, dejando inertes brazos magullados y rotos, y temblándole las ensangrentadas piernas.

Y entonces, ocultando un rostro apagado y sin esperanza bajo la maraña de oscuro cabello, volvió a adentrarse en el bosque.

Y dejó que una vez más las altas copas de los árboles le ocultasen las estrellas. Que el chapoteo de sus propios pasos fuese el único sonido que la envolviese y que la oscuridad se apoderada para siempre de su extraviada alma.

20 comentarios:

Koopa dijo...

Oh, precioso.
Excelente relato, en serio. Y un final que, francamente, no me lo esperaba.
Y el dibujo también está superlativamente bien ^^

Anónimo dijo...

O__O

Tengo que releer esto con más calma...

Pero yo más niña.

El dibujo se sale. Y el relato.. buff... ya hablaremos ya... ^^

Unknown dijo...

O_O

JODO...

Anónimo dijo...

wow

y ahora a descifrar el significado haha... ummmmmm

Nixarim dijo...

um... creo que debería haber puesto una moraleja al final o algo así, no se yo si la gente lo a va a entender... ^^UUU

si es que es mu abstracto, se me fue la perola X_D

Anónimo dijo...

Ahora que has desvelado mi identidad, todos los que han leido el blog tendrán que morir, es un asunto de seguridad internacional por proteccion del planeta de los horribles marcianos cabeza-de-taladro que desde hace años intentan hacerse con nuestro planeta para apoderarse de todos los cuadros y marcos de fotos colgados de la pared de nuestros hogares para destrozarlos a agujerazos. XD se me va mucho...
En serio Miri me encanta el relato, supongo que es como todo, a cada uno le da una sensacion y cada uno lo interpreta de una manera, pero lo he sentido muy cercano y muy... en fin... me ha gustado mucho. Chiquita, tienes magia en los dedos!! sigue aprovechandola y utilizandola para crear estas cosas.
Nos vemos prontito!!
PD:no pasa nada por lo del nombre, jajajaja

Terrans dijo...

Jo.

Es la primera vez que leo algo así, que no haya escrito yo. Me ha gustado muchísimo, creo que he entendido el sentimiento que deseabas transmitir, y lo comparto.

Vale, no soy ningún amigo cercano. Ni siquiera hemos dialogado. Pero creo que es un sentimiento inherente a todo ser humano que ha sufrido algún cambio en su vida.

El dibujo es una pasada.

Nixarim dijo...

umm... en realidad no es que sea un "cambio" más bien es un "despiste", Terrans :)

Lo que quiero expresar es que si uno se pasa demasiado tiempo fantaseando, al final pueder perder de vista la realidad ("el Camino") y no siempre se puede regresar a tiempo.
Es bueno dejarse llevar por la fantasía, es más, es necesario despejarse de vez en cuando "mirando las maravillas alrededor del Camino", pero siempre hay que volver a centrarse en el recorrido de la realidad, ya que si se desvía la vista durante demasiado tiempo, uno se puede perder...

y eso ^_^

(Corama... he descubierto tu identidad... siento haberte fustrado los planes de conquista XDDD)

Noe_Izumi dijo...

Aaaaaaaaaaaaaaghhhhhh... que boniiiiitooooooo....

Koopa dijo...

es un asunto de seguridad internacional por proteccion del planeta de los horribles marcianos cabeza-de-taladro que desde hace años intentan hacerse con nuestro planeta para apoderarse de todos los cuadros y marcos de fotos colgados de la pared de nuestros hogares para destrozarlos a agujerazos

NO.
Perdona pero no.

Los que intentan conquistar la tierra son los hipopótamos voladores.

Ni cabezas-taladro ni destornilladores ni gaitas, los conquistadores por excelencia (Con permiso de las hordas del Space Invaders) son los hipopótamos voladores.

Si, es duro de aceptar, pero es la verdad...

Anónimo dijo...

Bueno, bueno, a mi no me creais pero cuando veais vuetra foto de la comunión que tienen vuestros padres en el comedor de casa taladrada a más no poder ya me direis algo ya!! no se que me direis pero algo seguro
jajajaja

Anónimo dijo...

was muy guapo miri, me encanta. Sabes que a mi este tipo de historias son las que me masmolan xD

solo una cosita...esa muxaxa es digna de elevarla a terminator pork was...el momento ke se rompe nudillos, manos, se disloca el brazo, brecha en sien...jodo...xDDD

Muy bien miri sigue asi...xDD

Anónimo dijo...

...

Jobar, Miri... Estos relatos tuyos... En fin, lo he pasado fatal, la verdad, pero está estupendo. Lo he entendido desde el principio, qué cosas...

Jo, pero me deja un regustillo bastante amargo. No sé, el día está nublado y yo, un tanto peleada con el mundo. Tal vez también he perdido un poco de vista mi camino...

Nixarim dijo...

si te has perdido, siempre podrás regresar a el :)

Nunca has apartado la mirada el suficiente tiempo como para extraviarte sin retorno, ya que tienes personas muy importantes a tu lado que siempre tirarán de tu mano para que vuelvas a tu camino :)

Chuck Draug dijo...

Pues sí, la moraleja es clara: no hay que estar demasiado tiempo en las nubes o te extraviarás y no siempre podrás volver. Y también veo que, en la parte en que va más nerviosa y en la otra más tranquila, que hacer las cosas a lo loco no te van a asegurar éxito alguno y que si lo haces con calma sí podrías alcanzarlo... aunque eso luego se complementa con lo de fantasear demasiado y sus consecuencias.

Un gran relato que te hace reflexionar.

Anónimo dijo...

y porqué volver, a ese camino amarillento? puede que tu felizidad no esté ahi. en el caso de tu relato la protagonista quiere volver por esos amigos, esos "otros", que tambien desvian la mirada del Camino, aunque no se encanten tanto como ella; quiere volver porque sin ellos se queda sola, pero tal vez su lugar no sea el Camino,
no creo que ese sea el lugar de nadie. es un camino que seguimos solo porque ya está ahí, pero nuestro verdadero sitio es uno al que solo nosotros mismos podemos accedir si abrimos nuestra mente.
no digo que debamos abandonarnos en él y no salir de allí, podemos salir para tener la compañia de quien elijamos, y si creemos especial a una persona podemos invitarla a nuestro mundo, bueno, volviendo al tema...

que no creo que valga la pena romperse los brezos por intentar volver a ese camino, con unas personas que no te ayudan al ver tu desesperacion sino qe te dan la espalda y se marchan
ahora, si lo que te espera en ese camino lo quieres de verdad entonces lucha por él (aunque si de verdad es así creo que nada te puede imponer una barrera. sólo tú, y si lo haces es porque esa parte de ti, tu verdadero ser quiere hacerte ver lo que realmente eres, tal vez entre esos arboles grises no encontraras la vida del Camino, pero puede que tu vida esté ahi.

Nixarim dijo...

umm... por supuesto, pero no es exactamente esa idea la que quiero transmitir.

Las personas no tienen por que seguir un solo camino todas juntas en plan borregos, claro que no, "el Camino" no es "La Sociedad", si no "La Realidad".

Perder de vista la realidad y deleitarse en los mundos de fantasía es bueno para despejarse, pero luego siempre hay que volver a poner los pies sobre la tirra, ya que en la vida de la persona hay un factor definitivo: el tiempo. Si una persona se pasa casi toda su vida viviendo en su particular mundo de fantasía, para cuando quiera darse cuenta ya será viejo para hacer todas las cosas que le podrían asegurar un futuro o, simplemente, que le hubiera gustado hacer de verdad (estudiar, relacionarse, viajar... lo que sea), y es por eso lo de la barrera: si te pasas toda tu juventud soñando con ser jugador de fútbol, pero no entrenas nunca, cuando cumplas los 40 ya será tarde para ponerse a practicar...

Anónimo dijo...

Un relato genial, aunque en algunos momentos me parece que está ligeramente alargado.
Por otro lado, el dibujo es absolutamente brillante, muy hermoso y perturbador :-D

Anónimo dijo...

No entiendo de literatura, lo he pasado realmente mal leyendo el relatito... pero algo más fuerte que yo me dice que debo aplaudirte una vez más, Deed.

Me encanta cómo está escrito (que no lo que está escrito, ojo). No veo a la chica muy coherente. Primero, porque nuestra amiga perdida, a la usanza quijotesca, en su mundo de fantasía, no utiliza la fantasía como un medio sino como un fin. Creo que fantasear es bueno siempre que se use como un medio. Me explico: si se desea ser jugador de fútbol, es muy útil el soñar por las noches con el día en que ganes la Champions. En cambio, las personas que utilizan la fantasía como una evasión constante, porque no soportan la "realidad", generalmente no manifiestan ningún deseo de volver a ella porque le tienen un miedo del copón.

En lo que te doy la razón es en que todos los extremos son fatales: tanto el de la fantasía, porque te impide llevar a cabo cualquier cosa, como el de la realidad, porque desgasta y si no alimentas un poco la esperanza con la fantasía, acabas por tragar con todo en plan borreguil. Si yo no hubiese mantenido medio pié en la fantasía, ahora mismo estaría trabajando de reponedor de supermercado o de camello de tres al cuarto, que era la posición social que me corespondía por defecto.

Deberías haber dejado un hilillo de esperanza, mujer, que aunque no se pueda ser jugador de fútbol a los 40 siempre se puede pasar un rato de puta madre jugando a futbito con los amigotes y enseñando a hacer bicicletas a tus hijos... :)

Nixarim dijo...

umm... es que cuando se me ocurrió estaba depre XDDD

porque nuestra amiga perdida, a la usanza quijotesca, en su mundo de fantasía, no utiliza la fantasía como un medio sino como un fin.

más o menos es eso lo que quiero expresar, pero ella no es que se aburra de la realidad, si no que le fascinan tanto las fantasías que al final se acaba perdiendo. El bosque oscuro, los árboles frondosos y altos y el barro son representaciones de todos los problemas que le han quedado sin resolver en el tiempo que lleva perdida en sus mundos imaginarios, y por eso no se le permite volver al Camino: antes tiene que organizar todo el marrón que ha montado :)
Vamos, que no es que solo se imaginara ganando la champions para estimularse a alcanzar ese sueño pero en realidad, es que SOLO hacía eso...

Y Sinkim, gracias una vez más :)