martes, mayo 31, 2005

Lógica aplastante



...

Producto de una noche sin dormir, estudiando fisiología vegetal...

(no le busqueis la lógica... ni la gracia XD)

Por cierto, he perdido el original de la tira del barranco y me he agarrao un cabreo de estos guapos... conmigo misma. Y con mis apuntes, que me lo lian todo. La culpa es de ellos... malditos hijos de gungan... >_<

PD: Me he comprao un portátil. Elis elis...

lunes, mayo 30, 2005

Naruto Cosplays II (versión pobre XD)


Woooo....

Bueno, pues aquí están los cosplays de Naruto (versión cutre y megaultrafriki) que hicimos (bueno, que hicieron, yo no salgo en ninguno... juaaaas XD Y Kei tampoco (de la próxima no nos libramos...)) en el bus en el viaje de vuelta de Granada.

La supuesta bandana era un pañuelo de Devioren, y los... umm.. "trajes" y peinados son improvisados... pero las expresiones son impagables XD


Kakashi (Devioren)


La expresión es o no es IM-PA-GA-BLE?


Aquí ya se estaba descojonando XDDDD


Kabuto (Devioren)


Este lo vivió la buena de Dev...


Se nota que es su personaje favorito XD (que pasión!)


Sakura (Darja)


Saskekuuuuuuuuuuuun!!


Menuda guasa que llevábamos, por diso... (que conste que ella fue quién quiso hacer de Sakura... ¡nadie la obligó! XD)


Inner Sakura...


Sasuke (Darja)


Otra expresión impagable XD (la camisa improvisada mola, eh? era mi chaqueta XDD)


KATÓN!!!!


INO (Siltha)


Sufrimos mucho para hacerle la coleta para que ahora no se vea casi nada... :_(
(al final consiguió hacérsela Keirana... yo casi le destrozo el pelo a la pobre ^^U)


...
Impagable... XD


SHIKAMARU (Ale)


Nuestro boludo haciendo de Shikamaru XD


Bueno, y ese fue nuestro momento freak en el bus XD
A la próxima Keirana y yo de Tenten...

domingo, mayo 29, 2005

Vuelta de las Granadas


Que bonito... cuanto verde :_)

¡Ya he vuelto de Granada!
Jo, ha estado genial! XD Hasta estuvimos en la playa de Almería en donde Bisbal grabó su Ave María XDDDDD

En serio, ha sido lo mejor. Nos tiramos casi todo el tiempo en el bus... pero molaba un webo XD A mi compi Noelia y a mi se nos escuchaba por todos los lados cantando las canciones de la Sirenita y chorradas varias (pero he de reconocer que Noelia me supera... y la prueba es que yo ya estoy sin voz y a ella aun le quedaba para rato XD. Es mi maestro... yo soy su padawan. Que webos, ¡es mi ídolo! XD -la paranoya de Bambi bocabuzón fue única e irrepetible... y algún día la contaré XDDDD-).

Los momentos en el autobús son impagables, desde los momenros de Furor (el programa este de antes, que jugamos un rato XD) hasta los cosplays baratos de Naruto con Devioren, Darja, Siltha y Keirana (¡que me regaló una muñequita de Aurora! ^______________^*), y de eso sí que subiré fotos (aunque yo no cosplayé a nadie... =p)

El hotel era una...um... maravilla (si ignoramos que Noe y yo casi nos quedamos sin habitación hasta que por fin nos dieron una con un aseo apto para pitufos y una ducha para ewoks, que el dueño era un vejete poseído por satán que llamó a la poli para echarnos en la primera noche (por un escándalo de naaada XD), y que llovían cucarachas en algunas habitaciones, estaba bastante bien...)
Eso sí, a todas las habitaciones les dieron mando a distancia menos a nosotras, y luego a Noe le dio un ataque de querer encontrarlo ^^U... (y de ir a cierta feria...)

Lo única espinita que se me ha quedado es el de no ir a ver los pubs góticos de la zona (si es que soy pava, debería haberme ido con Kei, Dev, Darja y Sil, pero como le prometí a Noe que iría con ella a la feria... que al final tampoco fui XDDDDD... en fins, es lo que tiene, a veces yo también me monto unos embolaos ^^U)

Pues na, que ya ando por estos lares y curiosamente con todos los huesos en su sitio (lo cierto es que si sigo así es gracias a un amigo, que cuando me resbalé en la montaña impidió que me abiera la cabeza (mostrando el vacío infinito...) agarrándome de la cartera XD). Pero lo cierto es que la tira del barranco del anterior post casi se cumple: hacía un viento del copón y casi me vuelo varias veces XD.

Y ahora... a estudiar... yeeey =_=

martes, mayo 24, 2005

Me voy a Granada, wo!


Esto es lo que puede pasar por los montes granadinos...
(nota: Noelia es mi compi de prácticas XD)

¡El jueves me voy de viaje de prácticas a Granada! yahoooooooo!! (hotmaaaaaail!!...)
Al parecer vamos a tirarnos más de la mitad del viaje en el autobús mirando montañas y haciendo paradas para mirar rocas y tonterias varias... y la otra mitad de botellón XD

Volveré el sábado por la tarde-noche, así que, por favor, una serie de advertencias:

- No me empecéis a comentar en los cuentos e historias con opiniones tipo "bien, ahora que se ha ido esta, decir que este chorrada me ha parecido una mierda de vaca pinchada en un palo de polo y que todo lo que dije antes era para pelotear", más que nada porque eso queda grabado y... um... a mi regreso lo voy a leer ^_^

- No ahoguéis a Bernouilli más de lo necesario. Al volver quiero verlo tan subnormal como siempre (pero no más)

- Eme, no pongas links de Evangelion o de Aki Ross o de adolescentes salidorras en mis enlaces, ni me cambies la imagen de cabecera por una de Mónica Belucci, ni me pongas la musiquita de los fraggel de fondo, ni me cambies la imágen personal por una de Bill Murray... fale? (que tienes mi clave y me das miedo XD)

- No se usa el chatterbox para cibersexo.

- Nada de jipiarme las imágenes y cambiar la firma.

- No quiero a nadie rondando alrededor de Sans mientras estoy fuera (Guges, Efe, Eme y Draug, leeros esto cinco veces para que os quede bien claro).

- Quitad el polvo del blog en mi ausencia ^^

Bueno, eso es todo. Lo mismo vuelvo con una pierna (o dos... tres ya supongo que no... no soy tan patosa, juaaaaaas!!! -momento de humor ¬¬U) fracturada (hay que tener en cuenta que Keirana, Siltha, Darja y Devioren vienen conmigo y pueden dar rienda suelta a su furia... XD)... , con insolación, con deshidratación o con menos neuronas...

... pero VOLVERÉ, BWAAAJAJAJA! >=3

lunes, mayo 23, 2005

Recién Casadas!


Foto de la boda XD (mi vestido es negro, por supuesto...)

¡POR FIN CULMINÓ EL AMOR! Sans y yo nos hemos casado y nos largamos a pasar la luna de miel a Konoha y a hacer cuartetos con Kakashi y Shikamaru en la noche de bodas! yeeeeah! (y si hay sitio en la cama también se meten los muñecos oficiales a tamaño real de Vincent y Cloud) XDDD

Así que ya sabéis, a partir de ahora las manos quietas y mucho ojo con rondar a mi Sans, que me cabreo!! XD

...
...

(Sans, al primer niño lo podemos llamar Kakashito?...)

sábado, mayo 21, 2005

D'uh?



Haciendo gala de mis deducciones filosóficas en una fría noche de invierno (mundialmente conocida como Nochevieja...)

Enga, ahí, ahí, yo sola, en mi mundo... XD

...
...

(a esto se le suele llamar falta de riego...)

viernes, mayo 13, 2005

Tras el chasquido del interruptor...



Un ligero estremecimiento le recorrió la espina dorsal cuando escuchó el inconfundible chasquido del interruptor. Lo conocía muy bien, sabía perfectamente a que hora sonaba, tras aquellas cándidas palabras de su madre deseándole buenas noches, y lo esperaba casi con impaciencia.
Las luces desaparecieron del cuarto, dejando tras ellas una profunda oscuridad en la que sus ojos se perdían, sin encontrar nada en donde asirse ni ningún resquicio o amago de luz en donde poder refugiarse.

Agarrando con fuerza las sábanas, aguantó unos minutos mirando aquella oscuridad espesa y sofocante, lo suficiente como para obligar a sus pupilas a adquirir el tamaño necesario para poder ver en la negrura. Las formas fueron marcándose poco a poco en el negro espesor, formando siluetas macabras de lo que en día fueron su escritorio, su armario, sus estanterías, sus muñecos… Pero que ahora ya no lo eran. Ahora eran trampas. Todo era una trampa.

Cuando por fin consideró que veía lo suficiente, comenzó a examinar inquieta la habitación, “la cueva”, como la solía llamar por las noches, buscando nerviosa lo que inevitablemente tenía que venir. Lo que llegaba todas las noches. Lo que siempre la acosaba en la negrura.
Pasaron varios minutos. Sus pupilas dilatadas registraban nerviosas cada palmo de la cueva, deseando que apareciera ya, que se diera el ansiado pistoletazo de salida. Pasaron varios minutos sin que las sombras se movieran, y a cada segundo que pasaba, ella apretaba con más fuerza las mantas, hundiendo su cabeza en la almohada, impaciente.

Y entonces, apareció.

Fue muy leve, casi imperceptible, pero ella ya estaba lo suficientemente entrenada y sus pupilas perfectamente adaptadas como para detectarlo. No la volverían a engañar. No la pillarían por sorpresa nunca más.
Rápidamente, tiró con fuerza de las sábanas y se deslizó bajo ellas, cerrando con las manos el hueco que pudiesen dejar las mantas en la cabecera de la cama, formando así su refugio, el refugio que cada noche la ocultaba de ellos. De las trampas. De todos.
Ya había comenzado. Ahora solo le quedaba esperar.

Las figuras y sombras que cada noche aparecían fue algo que la sorprendió hacía algún tiempo, cuando no esperaba ver que aquello que conocía se volviese en su contra. No sabía por qué la odiaban, por qué disfrutaban con su sufrimiento, pero los hechos demostraban que siempre que ellos la descubrían, la torturaban sin ningún tipo de miramientos. Se ocultaban bajo las mesas, en el armario, tras la puerta, en las estanterías… y todas las noches vagaban por su cuarto, por la Cueva.

Al principio ella pensó que la buscaban para saciar su sed de tortura, pero pronto descubrió que no exactamente así: a ellos simplemente no les gustaba que ella se metiese en sus asuntos. No les gustaba que los mirase.
Ella era una intrusa en la Cueva. Y a los intrusos, se los eliminaba. O mejor, se les hacía sufrir.
Pero, en el fondo, ella sabía que tan solo se cebaban con una persona, ya que mil veces entró su madre o su hermana en la Cueva, y no les hicieron nada.
Era solo a ella.
La odiaban.

Escondida bajo las sábanas, procuró adoptar una postura fetal, que formase un bulto en las mantas poco pronunciado. Comenzó a respirar pausadamente, muy despacio. El más mínimo movimiento haría que ellos la viesen, y si eso ocurría ni la amplia capa de sábanas la salvarían de su ensañamiento.
Notó como comenzaban a invadir su cuarto, como ocupaban la Cueva, como algunos se ocultaban en las trampas, acechándola, incluso llamándola con palabras amables para que saliese a la luz.
Trampas.
Todo eran trampas.
Pero ella había aprendido a ignorarlas, a quedarse quieta en el refugio, a respirar sin emitir el más leve sonido. Había aprendido a ignorar.

Oculta entre las sábanas, con los músculos agarrotados y empapada de sudor pese a que estaba en pleno noviembre, recordó con una oleada de miedo cuando consiguieron engañarla.
Fue en primavera. Su madre le había quitado casi todas las mantas, con lo cual había destruido inconscientemente su refugio, dejando tan solo una fina manta en la que era imposible ocultarse.
En épocas o estaciones de calor era mucho más complicado ocultarse, mas ella había comprobado que, mientras no se moviera, no la verían. Pero cuando no puedes ocultar tus ojos bajo las mantas, es realmente difícil mantener la frialdad y no sucumbir al miedo.
Así pues, lo que solía hacer cuando faltaban las mantas era disponer el almohadón de costado y ocultarse tras él, formando una pequeña barrera entre la Cueva y ella. Generalmente, se acurrucaba de tal forma que su cuerpo quedaba totalmente oculto tras la almohada. Pero aquello dejó de ser funcional cuando empezó a crecer.
Siempre la veían.

Pero aquella noche de primavera, al menos, contaba con la fina sábana, así que se arropó bien y se giró de tal forma que quedase mirando a la pared con la que se juntaba su cama, dándoles la espalda, intentando no verlos.
Los engaños comenzaron a sucederse entonces a lo largo de toda la noche.
Trataban de convencerla para que ella se girase, que se moviera, que los viera. Trataban de acceder a ella. Necesitaban divertirse. Necesitaban burlarse. Necesitaban torturarla una vez más.
Pronto comenzó a notar como la tocaban, como la instaban a mirar. Las manos recorrieron su espalda, dándole un macabro masaje, como si quisieran desgarrar su piel sin poder alcanzarla. No podrían hacerle daño. No si ella no se giraba.

Pero cuando escuchó las voces, su desesperación comenzó a instarle a mirar. Las manos decidieron retirarse entonces, dando paso a la trampa que la haría caer. Ellos lo sabían. Sabían desquiciarla lo suficiente como para romper todas sus defensas y hacerla caer entre sus cuchillos.
Aquellas voces la instaban a confiar, a unirse a ellos, a ser una más. La acogían, le aseguraban que podía mirar, le aseguraban que podía integrarse en su comunidad. Le daba la bienvenida.
Ella comenzó entonces a estremecerse. Deseaba fervientemente poder mirar, poder confiar, poder dejar el terror de lado, aunque solo fuera por una noche.
Las voces sonaban felices, cantando canciones infantiles, riendo.
Ella giró un poco su cuerpo, y miró por el rabillo del ojo. Los ubicó enseguida. Estaban todos bajo la mesa, reunidos, sonriendo y cantando canciones que ella conocía, invitándola a unirse. Ella susurró con voz entrecortada aquellas canciones, insegura, uniéndose, aun dudosa, al compás que ellos le marcaban. Uniéndose a la trampa.
La canción acabó.
Pero ellos entonaron otra.
Esta vez, ella no se la sabía.
Las voces comenzaron a entonar cada vez más deprisa, hasta llegar a una frase que comenzaron a repetir insistentemente, aumentando cada vez la velocidad del cántico.

“Ya está aquí”, “ya está aquí”, “ya está aquí”

Ella no entendía aquello. No podía seguirlos.
La señal de alarma se activó de pronto en su interior.
“¡no mires!”
La canción había perdido ya toda melodía. Tan solo aquella frase retumbaba ahora bajo la mesa.

“Ya está aquí”, “ya está aquí”, “ya está aquí”

Y ella se giró.
Y la trampa culminó.
Petrificada por el terror, observó la figura que la aguardaba a su espalda, esperando su mirada. La esperaba con aquella sonrisa terrible y esos ojos burlones y sedientos, con el brazo bien alzado sobre ella, sujetando el cuchillo que pronto comenzó a bajar rápidamente.
Aterrorizada, ella se giró con rapidez de nuevo hacia la pared, pero ya era tarde.
Aquella noche, la habían descubierto.

...
...

Inicio alternativo para "Molly y la Espiral de los Sueños". Me pareció un poco fuera de tono, así que decidí eliminarla de la historia.
Por cierto, he adelantado un poco, pero el nuevo capítulo aun no es lo suficientemente largo, así que... ^^U

martes, mayo 03, 2005

La Rana y el Sapo



Ellas eran las mejores amigas del mundo, y no les importaba demostrarlo allá donde fueran. Iban a pasear juntas, se sentaban juntas en la escuela, comían juntas y salían al cine juntas. En definitiva: todo lo hacían juntas. Y lo hacían así porque una era parte de la otra. Porque eran las mejores amigas, las mejores amigas del mundo.
Sin embargo, ambas eran muy diferentes. Cada una tenía sus propios pensamientos, ideas y sueños: Una era callada, pequeña y tímida, de mejillas sonrojadas y voz fina, mientras que la otra, alta y extrovertida, era charlatana y alegre y cuando hablaba le gustaba que todo el mundo la oyese.

Además, la pequeña parlanchina poseía un don muy especial: una gran imaginación, una inventiva extraordinaria y maravillosa. A menudo le solían decir que de mayor se dedicase a escribir cuentos, libros y fábulas, ya que sus historias llenaban el corazón y tocaban el alma de aquellos que tenían la suerte de escucharlas. Pero ella se negaba siempre. Nunca escribió ninguno de sus cuentos. Ni relató sus fábulas a la gente. Ni expuso sus historias de princesas y dragones: todas sus historias eran para su mejor amiga, la chiquita de la voz fina, que cada día la escuchaba con admiración los cuentos que le contaba su amiga, que admiraba los mundos de sueños que le relataba su compañera, que reía y lloraba ante el repertorio de historias fabulosas que su mejor amiga le había regalado. Que le había dado solo a ella. Porque era su mejor amiga. Las mejores amigas del mundo.

Sin embargo, y pese a que adoraba todos y cada uno de los relatos que su inseparable compañera le contaba, la niña de mejillas sonrosadas tenía una fábula predilecta. Un cuento que le gustaba oír más que cualquier otro. Una historia que siempre pedía volver a escuchar.

- ¡Oh, por favor, por favor! –decía la pequeña de fina voz a la orilla del río- por favor, ¡cuéntame hoy la historia de la Rana y el Sapo!
- Pero, ¿otra vez? ¡si ya la has oído muchas veces!
- ¡Es que me gusta mucho! Por favor, cuéntamela hoy una vez más.
- Bueno, está bien… pero luego te cuento otra nueva, ¿vale?

Y así pasó el tiempo, y las mejores amigas seguían saliendo juntas, sentándose juntas y haciendo cosas juntas. Y siempre, cada día, la pequeña extrovertida le contaba sus cuentos a la niña callada, y siempre, entre las fábulas nuevas, la chiquilla repetía para su amiga la tan querida historia de la Rana y el Sapo.

Pero el tiempo pasó tal vez demasiado deprisa. Y las niñas se hicieron adolescentes. Y las adolescentes, jóvenes. Y la vida de ambas acabó por separarse: ya nunca se volvió a ver a dos niñas jugando juntas, paseando de la mano, riendo en clase o contando cuentos a la orilla del río.
Los tiempos pasan, la vida cambia y la gente madura, y las dos mejores amigas acabaron por ser dos desconocidas, viviendo en ciudades diferentes, y paseando, comiendo y jugando con personas distintas. Pero la pequeña charlatana cumplió su promesa: sus cuentos, fábulas e historias continuaron siendo un regalo exclusivo de su inseparable amiga de la infancia, y nunca más volvió a salir un nuevo relato de sus labios, que la pequeña de rosas mejillas no podía escucharlos.

Sin embargo, al sentir que no podía compartir sus cuentos con nadie, al notar que se acumulaban en su interior como trastos vacíos e inútiles, sintió una pena irreparable al ver que sus queridas ideas caían en desuso, muertas y desgastadas en su interior, faltas de luz y oídos que las escuchasen.
Y entonces, un buen día, dejó de inventar.
Dejó de crear mundos de sueños, historias y relatos.
Se acabaron los castillos encantados, las princesas secuestradas, los príncipes galanes, los fieros dragones, las naves fantásticas y las mansiones embrujadas. Todo murió allí, en su interior.
Porque ya nadie escucharía sus cuentos. Porque ya nadie oiría nunca sus relatos. Porque sus ideas eran para su amiga, y al no estar ella, eran inservibles.
Y las cosas inservibles se tiran.
Se tiran y se olvidan.

Y así pasaron los años, y ambas continuaron sus vidas como adultas. Tal vez se casaron, tal vez tuviesen hijos, lo cierto es que poco importa. Ambas ahora poseían vidas separadas, y cada una la vivía excluyendo a la otra.

Entonces, por una de esas casualidades que ocurren en un mundo tan pequeño, un día las dos antiguas amigas se encontraron por la calle. Por una calle cualquiera. Lo cierto es que poco importa. El hecho es que ambas, pese a estar años sin verse, se reconocieron al instante. El vínculo que las unía saltó de su rincón enmohecido y les hizo recordar los momentos en la escuela, los juegos, el crepitar del aquel río.
Y las dos se sonrieron. Se sonrieron con sinceridad: se alegraban de verse, pese que ya no eran las mejores amigas del mundo.

- ¡Cuánto tiempo! –dijo la parlanchina- ¡hay que ver como has cambiado!
- ¿En serio? –respondió la otra con voz fina- ¡pues yo creo que tu sigues igual!
Y así, ambas comenzaron de nuevo a hablar. Y hablaron sobre los viejos tiempos, sobre cuando eran las mejores amigas del mundo, sobre cuando todo, absolutamente todo, lo hacían las dos juntas. Y las dos recorrieron la calle, cruzaron el parque y llegaron al puerto, en donde se sentaron en un banquito a charlar alegremente sobre sus vidas.
Y entonces la mujer de mejillas sonrosadas dijo a su recién encontrada amiga:
- ¡Oye! ¿recuerdas aquel cuento que tanto me solías contar?
La otra miró un instante al cielo, intentando recordar. Hacía ya mucho, mucho tiempo que no contaba cuentos, ni creaba historias. Incluso había dejado de leer libros, para evitar así que le surgiesen ideas que después tuviese que almacenar.
Ya no sabía imaginar.
Pero quizá los cuentos ya inventados pudiesen volver a su memoria. Y más aquel cuento que tantas veces había pronunciado…
Tras unos instantes, la mujer esbozó una sonrisa de triunfo.
- ¡Sí! ¡ya lo recuerdo!
La tímida bajó un poco la mirada.
- Oh! ¿podrías contármelo una vez más? Recuerdo que adoraba esa historia…
- ¡Claro que sí! –respondió con una carcajada- ¡por los viejos tiempos!
La mujer tímida sonrió felíz.
- Escucha, creo recordar que decía así:

Había una vez, una charca cristalina, limpia y de aguas frescas. Y en esa charca, habían exactamente tres nenúfares bonitos, brillantes y coloridos, y uno feo, viejo y gastado.
En los nenúfares bonitos solían posarse tres ranas, las orgullosas, que los ocupaban altivas y no permitían que ningún otro animal de la charca se posase con ellas por no compartir la comodidad y belleza de sus hojas. Y en el nenúfar viejo y desgastado, solía posarse un pequeño sapo, que, a falta de otro sitio mejor, se queda allí, posado sobre las hojas secas y marchitas de la vieja flor.
Sin embargo, una de las tres ranas sintió lástima un día por el pequeño sapo, y, haciendo un gran esfuerzo, saltó de su brillante nenúfar y se acercó al sapito y su desgastado soporte.
- Escucha Sapo- dijo la rana- puedes venir conmigo a mi nenúfar. Te dejaré estar en él, pero solo a ti, y solo si tu quieres.
El sapo abrió mucho los ojos ante tal propuesta, y respondió entusiasmado.
- Oh! ¡claro que iré contigo a tu nenúfar!
Y ambos, sapo y rana, saltaron y compartieron nenúfar aquel día.

Al día siguiente, el sapo volvió a su viejo nenúfar, pero la rana, que se lo había pasado muy bien con el sapo, volvió a por él una vez más.
- Oye Sapo, ayer te dije que podías venir a mi nenúfar. Vente a partir de ahora allí conmigo si quieres.
Y el sapo volvió a aceptar encantado.
Pero, al día siguiente, el pequeño sapito volvió a ir primero a su viejo nenúfar, y la rana tuvo que ir a llamarlo de nuevo. Y al día siguiente ocurrió lo mismo. Y al día siguiente. Y al otro, y al otro, y al otro… el sapo siempre iba primero a su flor desgastada, y la rana tenía que ir una y otra vez a llamarle para que fuera con ella.
Y un día, la rana se cansó de tener que ir siempre a buscarle, y posándose una vez más sobre las hojas secas del viejo nenúfar, le dijo:
- ¡Oye Sapo! ¿no te he dicho que puedes venir a mi nenúfar fresco y bonito? Si quieres venir, ¿Por qué no vas directamente allí cada día?
Y el sapo le contestó…


Entonces la mujer parlanchina dejó de hablar de sopetón. Asombrada, permaneció unos segundos en silencio, rebuscando en su memoria, intentando acceder a ese almacén que cerró con llave hace tanto tiempo. Intentando recordar el final de la historia.
Su recién encontrada amiga la miró con una sonrisa afable en el rostro.
- ¿Qué ocurre?
- Yo… no se como terminaba el cuento –dijo con llevándose las manos a la cabeza, llamando a las ideas a gritos, intentando encontrar aquellos cuentos, historias y fábulas que ella había creado…y olvidado hacía ya demasiados años.
Se sintió agobiada, nerviosa y triste. Notaba en falta algo que hacía mucho había dejado de extrañar: su propia mente. Sus ideas. Sus historias.

Su compañera le puso una mano en el hombro, tranquilizándola. La mujer levantó la cabeza y la miró con ojos humedecidos. La chica tímida se limitó a sonreír, y con voz dulce recitó:

- Y el sapo le contestó…


“Por que si lo hiciera, no vendrías tu para recordármelo”
***
***
PD: Lo se: la imágen no tiene nada que ver XDDD (es que no tenía otra...)
PPD: He tenido serios problemas para decidir la historia de la rana y el sapo... no sabía si el sapo se quedaba para el solito un nenúfar chulo porque una de las ranas se va (o le da un patatús, yo que se... el caso es que queda un nenúfar bonito vacío) y la ranita va a recordarle que tiene ese bonito para él solo y no hace falta que vuelvo al viejo, o bine como está puesta, es decir, que la ranita le recuerda al sapo que pueden volver a estar juntos... al final lo he dejado así... creo que queda más claro, no? ^^U no sepo >_<