Quisiera ir a Fraggel Rock

¿Ese soy yo...?

Hoy quería colgar una tira, algo un poco más ameno que el tochón que me dispongo a postear ahora, y, además, postear por lo menos a las diez de la noche, y no a las dos menos cuarto de la mañana…
Más que nada, porque se que puede resultar pesado leer ladrillos de letras y letras cada dos por tres, y más enfrente de la pantalla de un ordenador (en serio, yo cada vez que me encuentro con un post que pueda ocupar más de dos páginas lo imprimo, lo leo, comento y luego uso ese papel para tomar apuntes, que no es cuestión de ir desperdiciando hojas…).

Pero, tras leer el post de Hellsamu, he decido postear otra cosa… y además, ahora.
(Samu, te dije en serio que lo leí en el momento justo, para que veas que no miento, jeje…)

Umm...

Me he dado cuenta que, en realidad, casi no he escrito nada para mi en este blog… es decir, es escrito muchas cosas, pero todas han sido o porque me apetecía entretener al personal, hacer un poco la idiota o trasmitir algo, de forma un poco liosa entre retórica rara, pero bueno, el objetivo era que la gente leyese y captase algo.

Sin embargo, ahora soy yo la que quiero captar algo.

Este un post para mi (egocéntrica de los cataplines… oui, se muá).

Supongo que es algo normal en un blog no escribir para una misma/o, ya que, si uno abre un blog público no es precisamente para que gente no lo lea: lo que yo escribo ya me lo se, lo he escrito yo, no hace falta que me lo cuente a mi misma. Si escribo y luego lo publico, o si dibujo y luego cuelgo la imagen o tira, es porque quiero que la gente la vea, que me de su opinión, que comente sobre ella de cualquier forma. O, simplemente, que pase el rato.

Si solo escribiera y dibujara para mi, no lo postearía. ¿Para qué? Yo ya veo todo lo que hago y se mis propias opiniones, es gastar el tiempo…

Pero a veces, una piensa que lo sabe todo sobre ella o el, sobre como es, y que tiene una idea bien formada.
Pero no es así. O, al menos, no está tan segura o seguro como quisiera… y, para mi, la única forma de saber que ronda por tu cabeza, es simplemente escribirlo.

Las ideas se acaban olvidando, y cambian con el tiempo.
Las palabras… aunque suene tópico, se las lleva el viento y rara vez las vuelves a encontrar.

Pero… ah! Lo escrito, escrito queda.
Y no se va volando (a no ser que lo escribas a mano y se los lleve el jodío viento en una rabieta porque no se puede llevar palabras y tal…)
Y tampoco se borra en el tiempo (siempre y cuando guardes de vez en cuando el fichero word, claro está…)

Bueno, ya me entendéis.
Lo mismo la mejor forma de sacar el barullo que se mueve por dentro, es escribirlo. Así, como sale.

Y luego, leerlo.

Y cuando te salgan dudas, volver a releerlo otra vez.

Y es que mi problema es que a veces me olvido de porqué soy como soy… o simplemente, de porque me gusta ser así.

Y me entran unas ganas terribles de cambiar…
Cambiar para no tener tanta gente a mi alrededor, y a la vez tan poca.

Querer ser, digamos, una chica más “normal”.

Querría que me gustase salir a comprar ropa y pasarme horas y horas cogiendo pantalones y faldas de colores, riéndome con mis amigas en los probadores al ver lo feo que es tal o cual jersey.
Me gustaría poder salir por la noche y disfrutar de la fiesta, pasármelo bien conociendo gente mientras bailo, sin necesidad de beber o hacer el cafre en plan bacala, simplemente disfrutar de la noche como cualquier chica de 21 años, que sale, que chismorrea, que flirtea con cualquier chico con ganas de pasar el rato, y que luego charla animada con sus amigas de sus últimos desencuentros y del tio bueno que conoció hace dos sábados.
Me gustaría tener la capacidad de enamorarme con más facilidad, de no buscar imposibles o, simplemente, no buscar nada de nada porque en realidad no me importa tanto.
Me gustaría dejar de centrarme solo en querer pasar el tiempo con amigas para ir a tomar café, ver dibujos animados, salir a cenar, al cine, tiendas de cómics o de comprar ropa en tiendas de música y de hablar de lo cutre que es la última serie de dibujos de tal cadena como si fuera una cría y centrarme más en… no se, ¿buscar pareja? ¿se dice así?.

Me gustaría dejar de sentirme tan sola cuando veo que la gente que me rodea hace su vida cada uno por su lado, mientras yo sigo queriendo que pasemos el tiempo jugando con todos ellos en el parque.
Yendo a esas tiendas de cómics.
Al cine.
A cenar.
A imitar a dibujitos animados.
A seguir siendo adolescentes… o niños, me da igual.

Supongo que a esto se le llama complejo de Peter Pan.
Pero no creo que sea eso…

Porque, pese a que me resisto a dejar de ser una niña, tampoco quiero negarme a ser adulta.
Me gusta pensar, reflexionar… emparanoiarme, tal vez.
Y esa es otra… si las cosas son tan sencillas, si son tan claras, ¿por qué me empeño una y otra vez a darle vueltas? Me armo madejas y madejas de sentimientos que se me enquistan y se quedan ahí almacenados, y luego cuando quiero definirlos, ya he olvidado lo que significaban…

Querría, en serio y de todo corazón, y no estoy hablando en coña ni por asomo, el cambiar por completo.

El dejar el teclado.
El dejar internet.
El dejar de dibujar.
El dejar los cómics, el j-rock, los libros de mundos raros que nunca existieron ni existirán.
Esas series de dibujos animados, que no son más que eso: dibujos, pero que por alguna razón me siguen emocionando cuando a todos los demás dejaron de hacerlo.

Me gustaría que la gente dejara de llamarme rara o friki.
Me gustaría vestir faldas y jerseys de colores, y que encima me gustase como me quedasen.
Desearía disfrutar yendo de tiendas con mis amigas a comprar ropas o tonterías varias, y dejar de lado las tiendas de cómics, dvds y material de importación.
Dejar de esperar 365 días a que llegue el salón del manga de Barcelona para ir a hacer la cafre, y poder hacerlo todos los días hablando de lo increíble que fue la salida del última sábado.

En ocasiones, deseo en serio poder cambiar, el tener gustos más comunes.
Saber que cada fin de semana me espera un plan donde me lo voy a pasar bien o, simplemente, voy a salir, en lugar de quedarme muchas veces en casa sin hacer nada porque la poca gente que comparte mis gustos no pueda quedar.

Me gustaría ser más como los demás…

Pero…

Cierto es que lo intento, que me esfuerzo, y que en muchas ocasiones he logrado avanzar en ese cambio.

Pero…

… aun así…

No lo consigo nunca.
Porque… si, cambio… dejo de ser yo.
Y si me pierdo a mi misma… no me queda nada.

Si cambio, y me pierdo…

¿Perderé también a esas pocas personas que siempre han estado a mi lado, que me han aceptado y querido desde el principio?
¿Perderé esas lágrimas de pura emoción cuando veo una peli de dibujos en el cine o tumbadita en mi casa?
¿Se irán esos momentos en ese césped o cantina de la universidad mientras juego y charlo con esas personas que, a lo mejor nunca veo los fines de semana, pero con las que siendo verdadera felicidad al jugar como una cría imitando a personajes de dibujos y videojuegos delante de toda la facultad sin que me importe lo más mínimo?
¿Dejaré de dibujar, de escribir… cuando es lo único de lo que realmente me he podido llegar a sentir orgullosa?
¿Dejará la gente de sonreír y decir entre susurros “es que… es Mirian”?

Sí.
Porque ya no seré yo.
Seré… otra persona.
Mejor o peor, pero otra persona.

Una persona con otros amigos, otros gustos, otro tipo de vida… que puede ser mejor, o interesante y divertida.
Pero llegar a eso sería perder todo lo que tengo.
Lo mismo es poco… no lo se. No me paro a pensarlo.
Pero ese poco… es mío.
Es mío porque lo he conseguido sin cambiar.

La gente que va conmigo, está ahí porque quiere, yo no la obligo.
Tal vez sea poca, pero está ahí porque eso ha elegido.

Y, además, alguna de esa gente no comparte ni la mitad de mis gustos... y les da igual.

Nunca he mentido a nadie, yo siempre he sido así, y cuando he intentado cambiar, nunca lo he logrado, así que si realmente sigue a mi lado es porque…

… acepta que prefiera mil veces ir a comprar cómics y figuritas antes que pantalones o faldas…
…sabe que no va a poder contar conmigo para ir de botellón o a la discoteca…
… es consciente de la que la mitad del día digo una gilipollez detrás de otra…
… sabe y soporta mis bajones y cambios de humor…
… tiene muy presente que nunca podrá hablar conmigo sobre ligues o flirteos. Puedo escuchar, pero nunca aportaré nada …
… que cuando me llame para quedar, yo querré ir o a tomar algo por ahí, o al cine, o a cenar, o de ronda tienda comics-fnac-libros…
… que procuraré estar siempre cuando me necesite, pero que, muy posiblemente, le falle muchas veces.

Esa gente… sabe todo eso.
Sabe que soy un blanco perfecto para ser llamada friki.

Y yo se que si cambio, la voy a perder.

Y yo se que si cambio, voy a engañar.

Y si no he engañado a nadie hasta ahora… me da hasta pereza empezar a estas alturas.

Se que no soy perfecta, que tengo un carácter difícil, que me va la olla en muchas ocasiones y que más de la mitad de las veces hago una montaña de un granito de arena.

Pero que se le va a hacer… es lo que hay.
No se puede vender una sardina diciendo que es entrecot, porque no cuela.

Así que supongo que me voy a quedar donde estoy… que lo que hay, es muy preciado, y no quiero arriesgarme a perderlo.

Y, tal vez, tan solo me baste una frase que un dijo una gran amiga mía, una de esas personas que han estado ahí siempre desde que me conocieron…


Curioso… esta sí que es una frase que ni las más fuertes ventiscas pueden sacarme de la cabeza:

- Mirian, como te cambien… te mato.

(sube la moral… ¿a que sí?)

¿Realmente merece la pena perder a la gente que te suelta cosas así?

Nah, no lo creo…

Aunque, muy segurante, vuelva a intentar cambiar dentro de no mucho tiempo.

Pero bueno, como siempre me sale mal… mi yo de ahora no tiene de qué preocuparse, jejeje